El niño del palo y el estímulo sensorial

Todos recordaremos aquel spot publicitario que, por agosto de 2013, nos hacía reír viendo a un niño entusiasmado al recibir un palo como regalo. Un palooooo!! ¿Quién no ha repetido la frase alguna vez?

Nos parecía divertido porque aquel objeto no era más que un simple palo y eso, a día de hoy, no parece que a un niño le resulte gran cosa, ¿verdad?

Y es que, cada vez vemos menos niños utilizando objetos sencillos y cotidianos para jugar y divertirse. Máquinas que se mueven por sí solas, juguetes parlantes o con sonidos propios, artefactos que les dicen qué tienen que hacer, hacia donde tienen que moverse y hasta qué pensar, llenan las habitaciones de los más pequeños. Parece que no hay oportunidad para que el cerebro  “experimente” y desarrolle su propia imaginación. Y digo bien, “experimente”, ya que nuestro mejor aliado necesita adquirir la adecuada experiencia y estimulación para poder responder adecuadamente a las necesidades de nuestra vida.

Lo diré de otra forma, un cerebro estimulado está mejor preparado para enfrentarse al día a día que un celebro que no lo está. Y esto, no cabe duda, es de vital importancia para los niños y niñas de hoy. ¿Por qué? Porque de esta forma serán capaces, entre otras cosas, de generar más y mejores ideas que les ayuden en la aventura de vivir.

Esto nos lo presenta muy bien en uno de sus trabajos el doctor Eric Kandel, Premio Nobel en Medicina, que desarrolla una de las más interesantes teorías para explicar la generación de ideas. Ésta nos dice, en resumidas cuentas, que los dos hemisferios del cerebro trabajan en diferentes combinaciones a lo largo del mismo, y desarrolla el concepto de memoria inteligente, el que nos asegura que desde que nacemos todo lo que vivimos se queda registrado en nuestra memoria y que las ideas que se nos ocurren no son otra cosa que la combinación azarosa de estos recuerdos almacenados. Es decir, cuando tenemos una idea, no decimos nada nuevo, simplemente se ha producido una nueva combinación de conceptos ya vividos en nuestro cerebro, que han dado como resultado una idea nueva.

De ahí la importancia de la experimentación en primera persona para un mejor desarrollo del cerebro y, especialmente, para la mejora de la creatividad y la generación de ideas genuinas.

Y en ese sentido, a los niños y niñas de hoy rodeados de esos complejos juguetes de última generación, les falta experimentar, imaginar, tocar, comprender, pensar, razonar, idear, discernir, crear,...

Por el contrario y, debido también a este fenómeno, los niños y niñas de hoy están sometidos a  una sobreestimulación sensorial del  canal auditivo y visual fundamentalmente. Y no hay nada mejor para mermar unos sentidos que la hiper-saturación de otros, afectando también a la comprensión, al pensamiento y al propio comportamiento social.

Es preciso, por tanto, que en el niño se favorezca un entorno de equilibrio sensorial para el correcto desarrollo de todas sus capacidades cerebrales. Y esto está en manos de todos nosotros, padres, tutores y educadores.

Pongámonos a trabajar en ello.

Así que, en el próximo cumpleaños de su hijo o hija, no le regale el último modelo de la consola XZ-43-V, sino mejor regálele UN PALO y a ver qué pasa….  ;)

 

 


 Sobre el autor:

Víctor M. Delgado es Ingeniero Técnico y Pedagogo experto en Innovación Educativa Aplicada. Es co-fundador de AluCIENCIAnante.


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